14 de febrero de 2017

EL ANTICUADO CONCIERTO DE AÑO NUEVO

El pasado 1 de enero de 2017, tuvo lugar el tradicional concierto de año nuevo, el cual fue dirigido por el venezolano Gustavo Dudamel, que a sus 35 años de edad ha sido el más joven en dirigir este concierto.

El concierto de año nuevo se celebró por primera vez el 30 de enero de 1939, fue dirigido por el austriaco Clemens Krauss, interpretando obras únicamente de Johann Strauss. El siguiente concierto se celebró el 1 de enero de 1941, cuando  recibió el nombre de ‘concierto de año nuevo’. En 1945 se vería interrumpido por la II Guerra Mundial. Y sería en 1958, cuando el director Willi Boskovsky, establecería la rutinaria tradición de acabar dicho concierto interpretando la obra Danubio Azul. Y en 1959,  se comenzó a retransmitir por televisión.

Independientemente del valor que se pueda otorgar debido a su  historia, debemos plantearnos si la importancia que se le da es realmente la que merece.

Seguramente, nunca nos hemos parado a pensar en la gente que va a ver este concierto, ¿van para poder disfrutar de la música?, la respuesta es no. Probablemente el 99% de las personas que asisten, no volverán a escuchar música clásica hasta el siguiente año. Y la pregunta que nos debemos hacer entonces es; ¿si no van por el placer que les pueda provocar escuchar todos los años las mismas obras, por qué van? Algún motivo tiene que haber para que estas personas salgan de su casa el día de año nuevo para ir a ver este concierto. Por un lado, puede ser debido al gusto por la música, pero por otra parte, hay personas que piensan que asistir a este tipo de conciertos te da un cierto ‘caché’1.

Resaltar el hecho de que el día del ensayo general las entradas con asientos mejor ubicados cuestan 1.795€ y el día de año nuevo 4.990€. Por tanto, las personas que asisten a este acto son aquellas que se lo pueden permitir económicamente y que probablemente vayan por el simple hecho de poder decir después; ‘Yo he asistido al concierto de año nuevo en Viena’

Lo que deberíamos preguntarnos es en qué clase de sociedad vivimos, si queremos una sociedad que no se preocupe por la cultura y que la gente solo tenga en cuenta las apariencias y el dinero. Si es eso lo que queremos vamos por el camino adecuado.



Recuerdo con claridad la mañana del concierto de año nuevo, una de las cosas que primero llamaron mi atención fue que había aumentado el número de mujeres a 7 (de entre 148 miembros que forman la orquesta), es un dato que en pleno S. XXI debería provocarnos alipori.2

Sin duda alguna debemos destacar que no sería hasta 1997, cuando se admitiría por primera vez como miembro de dicha orquesta a Anna Lelkes, arpista que llevaba contribuyendo en la orquesta 20 años, debido a que era el único instrumento que se permitía que una mujer interpretara en la orquesta, puesto que la idea de que un hombre la tocara era ridícula, para directores como Herbert von Karajan. Y no fue hasta 2005 cuando una mujer, Simone Young, sería la invitada para dirigir el concierto.

Una de las cualidades de las que carece dicha orquesta, es de la diversidad de etnias. Hasta 2001 no se admitió un miembro de origen asiático.

El mundo está en continuo avance, al igual que la Filarmónica de Viena aunque esta con una mayor lentitud. Solo espero que cuando me levante el 1 de enero de 2018 para ver el concierto de año nuevo dirigido por Riccardo Muti, algo haya cambiado. Ya sea que hayan dos mujeres más entre los miembros de esta orquesta, o dos personas menos viendo ese concierto, cualquiera de esas dos conseguiría reavivar la esperanza de los que aún creen que la música es algo más que ir a ver un concierto de año nuevo en Viena. Como dijo el filósofo alemán, Friedrich Nietzsche: ‘La vida sin música sería un error’

Pero sin gente que la sepa apreciar es peor.



MARÍA MAS MORÁN


NOTAS AL PIE:

1Caché: distinción o elegancia.

2Alipori: vergüenza ajena.

NOTA DEL EDITOR:

Las imágenes seleccionadas para ilustrar este artículo no pertenecen al concierto de año nuevo, pese a guardar relación con el contenido del artículo:

FUENTES:

http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/venezuela-es/article124052469.html

http://blog.astrolab.mx/3-consejos-que-te-haran-bueno-para-presentar/

https://petapixel.com/2015/05/03/the-selfie-stick-is-one-of-rolleis-bestselling-products-and-now-there-are-four-new-ones/

22 de noviembre de 2016

OPINIÓN: Para todas las sociedades musicales y sus socios: "LA MÚSICA DE UNOS POCOS"



"Considero vivir rodeado de gente capaz de pensar. Esto que voy a escribir no va para ninguna organización ni persona en concreto. Si al leerlo te sientes responsable, yo en tu lugar me replantearía el tema"

     Durante toda mi corta vida he pasado por muchos sitios, entre ellos la iglesia católica. Hoy, en 2016 me considero ateo. Además de ateo, soy músico, y miembro de una de las tantas sociedades musicales del País Valenciano y del estado Español, que como otra cualquiera (hay excepciones) vive sumida en una gran hipocresía. 

     No pienso entrar en argumentarios tan poco contrastables como que santa Cecilia no existió, era hombre y se equivocaron en su traducción, no tocaba ningún instrumento... Hay cientos de argumentarios  que nunca podremos constatar, yo voy a dar un paso más: Voy a pedir respeto por la gente que no cree. Las sociedades musicales son de todos, cada una de su madre y de su padre, y se tienen que dedicar a realizar, promover y enseñar música en su diferentes contextos.

      Aunque sí es verdad que en Buñol, mi pueblo amado, sufrimos el síndrome de la bandificación caciquista (1), pero fuera de esto, ¿Por qué seguimos manteniendo tradiciones marginantes? Abramos la mente, las llamo marginantes porque me marginan como músico de una sociedad musical, totalmente aconfesional, ya que para nada me representan esos actos.

     Creo que lo justo es poder celebrar el día de la música y los músic@s,  del músico ateo y del católico, del socialista y del comunista, del verde y del morado...Cuando observo que se realizan conciertos en honor a santa Cecilia, y dicen que es la patrona de los músicos, yo me quedo con cara de: ¿Por qué a un Papa se le haya ocurrido establecer a esa mujer como mi patrona, y de la música, le tengo que hacer caso?. 



     Respeto que sea la patrona de los músicos católicos, pero yo no considero a nadie jefe de la música, y aunque Santa Cecilia hubiera hecho mucho por esta, que lo dudo, ningún músico está por encima de otro, todos somos músicos y la música es de todos. Hablo por mucha gente que ha sido capaz de replantearse lo establecido: si yo no soy creyente, ¿Por qué mi sociedad alaba a alguien en quien yo no creo? ¿La sociedad no somos todos? Entiendo que si abrís la mente, la gente más cerrada se os echará encima, pero ¿vais a seguir saltándoos  a vuestras anchas los estatutos? ¿En algún sitio pone que la sociedad sea de confesión católica? Estáis vulnerando los derechos de las personas ajenas a esta confesión, y muchas confesiones contrarias. 

     Se puede hacer un chocolate para los músicos, sin que tenga que ser en honor a ningún santo.
Respeto aquella persona que cree que alguien a partir de la fe va a poder conseguir algo, pero también le digo que a ningún músico nadie nos ha regalado nada. También me gustaría que nos preguntáramos de donde viene esta relación entre la música y la iglesia católica en concreto. 

     La iglesia como bien sabréis, dominaba todo, al igual que hoy en día lo hace  la burguesía. El Estado estaba en manos del clero en aquella sociedad estamental ( y hoy en día también, pero ya nos son los amos, gracias a los que murieron por ello) y como no, la cultura también estaba en sus manos. La iglesia lo acaparó todo, lo hizo todo suyo para poder controlarlo, la mayor parte de la música se hacía por y para la iglesia. Aunque también a decir verdad,  santa Cecilia se establece después de que la iglesia fuera perdiendo poder. Esta tradición de relacionar la cultura con la iglesia, sobre todo la música, el arte más popular, viene de muy lejos, y ¿por qué venga de muy lejos hay que seguir manteniéndola? Seguimos perpetuando este pensamiento, y a mucha gente le sonará raro apartar a santa Cecilia de la música, porque vivimos 40 años muy próximos de poder eclesiástico en la cultura que hicieron mucho daño. 

                                                                            (2)

     Se acabó ,ya está, podemos pensar lo que queramos, pero dejemos la religión como un culto personal, dejemos progresar a la música, porque al igual que esta tradición nos ata hay muchas más, cuando rompamos una, las podremos romper las demás, empecemos por esta que nos ayudará a progresar, es la más fácil, cumplamos los estatutos. Las sociedades deberán ser de todos los socios, y no servirán a ningún ente privado. 

     Espero que a partir de ahora rompamos ese tabú, las cosas cambian, hagámonos cada vez más libres. Espero no haber ofendido a nadie, haber hecho pensar a much@s, y levantar a l@s que lo saben y no lo gritan. 

     Os dejo con una frase que lo resume todo:

 "La música no debe servir para mantener lo establecido, sino para restablecer las bases del mundo, el arte siempre debe estar a la vanguardia de la justicia"

ÁLVARO BELDA

Notas al pie: 

1.- Síndrome de la bandificación caciquista: Con este término me refiero al pensamiento de la cultura musical basado en el repertorio bandístico impuesto por una tradición y mantenido por un poder político anticrítico: los caciques.

2.- Traducción: La religión es como una clase de historia pero sin los hechos.


OPINIÓN: Para todas las sociedades musicales y sus socios: "LA MÚSICA DE UNOS POCOS"



"Considero vivir rodeado de gente capaz de pensar. Esto que voy a escribir no va para ninguna organización ni persona en concreto. Si al leerlo te sientes responsable, yo en tu lugar me replantearía el tema"

     Durante toda mi corta vida he pasado por muchos sitios, entre ellos la iglesia católica. Hoy, en 2016 me considero ateo. Además de ateo, soy músico, y miembro de una de las tantas sociedades musicales del País Valenciano y del estado Español, que como otra cualquiera (hay excepciones) vive sumida en una gran hipocresía. 

     No pienso entrar en argumentarios tan poco contrastables como que santa Cecilia no existió, era hombre y se equivocaron en su traducción, no tocaba ningún instrumento... Hay cientos de argumentarios  que nunca podremos constatar, yo voy a dar un paso más: Voy a pedir respeto por la gente que no cree, las sociedades musicales son de todos, cada una de su madre y de su padre, y se tienen que dedicar a realizar, promover y enseñar música en su diferentes contextos.

      Aunque sí es verdad que en Buñol, mi pueblo amado, sufrimos el síndrome de la bandificación caciquista (1), pero fuera de esto, ¿Por qué seguimos manteniendo tradiciones marginantes? Abramos la mente, las llamo marginantes porque me marginan como músico de una sociedad musical, totalmente aconfesional, ya que para nada me representan esos actos.

     Creo que lo justo es poder celebrar el día de la música y los músic@s,  del músico ateo y del católico, del socialista y del comunista, del verde y del morado...Cuando observo que se realizan conciertos en honor a santa Cecilia, y dicen que es la patrona de los músicos, yo me quedo con cara de: ¿Por qué a un Papa se le haya ocurrido establecer a esa mujer como mi patrona, y de la música, le tengo que hacer caso?. 



     Respeto que sea la patrona de los músicos católicos, pero yo no considero a nadie jefe de la música, y aunque Santa Cecilia hubiera hecho mucho por esta, que lo dudo, ningún músico está por encima de otro, todos somos músicos y la música es de todos. Hablo por mucha gente que ha sido capaz de replantearse lo establecido: si yo no soy creyente, ¿Por qué mi sociedad alaba a alguien en quien yo no creo? ¿La sociedad no somos todos? Entiendo que si abrís la mente, la gente más cerrada se os echará encima, pero ¿vais a seguir saltándoos  a vuestras anchas los estatutos? ¿En algún sitio pone que la sociedad sea de confesión católica? Estáis vulnerando los derechos de las personas ajenas a esta confesión, y muchas confesiones contrarias. 

     Se puede hacer un chocolate para los músicos, sin que tenga que ser en honor a ningún santo.
Respeto aquella persona que cree que alguien a partir de la fe va a poder conseguir algo, pero también le digo que a ningún músico nadie nos ha regalado nada. También me gustaría que nos preguntáramos de donde viene esta relación entre la música y la iglesia católica en concreto. 

     La iglesia como bien sabréis, dominaba todo, al igual que hoy en día lo hace  la burguesía. El Estado estaba en manos del clero en aquella sociedad estamental ( y hoy en día también, pero ya nos son los amos, gracias a los que murieron por ello) y como no, la cultura también estaba en sus manos. La iglesia lo acaparó todo, lo hizo todo suyo para poder controlarlo, la mayor parte de la música se hacía por y para la iglesia. Aunque también a decir verdad,  santa Cecilia se establece después de que la iglesia fuera perdiendo poder. Esta tradición de relacionar la cultura con la iglesia, sobre todo la música, el arte más popular, viene de muy lejos, y ¿por qué venga de muy lejos hay que seguir manteniéndola? Seguimos perpetuando este pensamiento, y a mucha gente le sonará raro apartar a santa Cecilia de la música, porque vivimos 40 años muy próximos de poder eclesiástico en la cultura que hicieron mucho daño. 

                                                                            (2)

     Se acabó ,ya está, podemos pensar lo que queramos, pero dejemos la religión como un culto personal, dejemos progresar a la música, porque al igual que esta tradición nos ata hay muchas más, cuando rompamos una, las podremos romper las demás, empecemos por esta que nos ayudará a progresar, es la más fácil, cumplamos los estatutos. Las sociedades deberán ser de todos los socios, y no servirán a ningún ente privado. 

     Espero que a partir de ahora de ahora rompamos ese tabú, las cosas cambian, hagámonos cada vez más libres. Espero no haber ofendido a nadie, haber hecho pensar a much@s, y levantar a l@s que lo saben y no lo gritan. 

     Os dejo con una frase que lo resume todo:

 "La música no debe servir para mantener lo establecido, sino para restablecer las bases del mundo, el arte siempre debe estar a la vanguardia de la justicia"

ÁLVARO BELDA

Notas al pie: 

1.- Síndrome de la bandificación caciquista: Con este término me refiero al pensamiento de la cultura musical basado en el repertorio bandístico impuesta por una tradición y mantenida por un poder político anticrítico: los caciques.

2.- Traducción: La religión es como una clase de historia pero sin los hechos.


3 de noviembre de 2016

CRÍTICA: Manouche à Trois en directo




Manouche à Trois es un grupo como los hay pocos. Jazz gitano, manouche, al estilo guitarrístico del incomparable Django Reinhardt, a dos guitarras y una voz. Su repertorio es extremadamente variado: desde clásicos del estilo a adaptaciones de temas de varias épocas llevadas a este terreno gypsy jazz. El concierto tuvo lugar en Buñol, en la cervecería The News, el sábado 29 de Octubre de 2016 a las 20.30h.

Los guitarristas Jorge Riera y Paul Candau demostraron una sólida técnica y un buen gusto sublime, tanto al solo como al acompañamiento (y sin perder la sonrisa pese a las circunstancias) con sus dos guitarras españolas amplificadas. A la voz encontramos a Beatriu Flor d´Estiu, con una voz aguda pero afinadísima, en un estilo, si se me permite la forzada comparativa, en algunos casos, recordando a Betty Boop, pero a lo manouche, con una expresión deliciosa y un imparable e incesante baile en cada tema, que acompañaba totalmente a la música con muchísima gracia, interactuando con el público, pero, sabiendo en determinadas canciones, retrotraerse a lo íntimo, como por ejemplo en la famosísima “Bésame Mucho” de Consuelo Velázquez.

El repertorio fue una pasada: extremadamente original por ejemplo la versión de “Basket Case”, de Green Day, que sorprendería al propio Billy Joe  por su gracia y calidad, o el archiconocido tema "Baby One More Time”, popularizada por la venida a menos Britney Spears. Estos temas, sorpresivos, hicieron las delicias del público que hacía caso a la actuación. 

El “Dancing with myself” de Billy Idol despertó la curiosidad de parte de una audiencia alejada, que durante unos instantes permaneció enganchada con las notas de “Poupée de Circ” de la vetusta, pero a la vez de brutal actualidad, France Gall.


                           
 "These Boots are Made for Walking" (Nancy Sinatra Cover)

La copla tuvo cabida en este espectáculo gypsy jazz, y se agitó el imaginario popular español interpretando una versión divertidísima de “Estando Contigo”, esa simpática canción que cantaba Marisol. La “Sortija de Oro” que todos llevamos en la mente (presumiblemente) en la versión de Antoñita Moreno, mutada al estilo y buen hacer de estos tres grandes músicos, alegró el momento de mucho público asistente, por su estilo fresco, sano y bien interpretado.

Pudimos también escuchar la “mojoworkiniana” voz de Jorge Riera (para sorpresa de muchos) en su interpretación del tema “I Can´t Believe” de Jimmy McHugh. Y también el arte y humor de Pau y Beatriu bailando un precioso, amoroso, y gypsy, vals.

Las citadas circunstancias:

El ambiente ya no fue sobresaliente… el local estaba prácticamente lleno, pero poca gente hacía caso al concierto más allá de considerarlo música de ambiente. Podría, para muchos, haber sido un gramófono o tocadiscos, ya que se encontraban en total libertad para estar conversando, no bajito precisamente, generando un background parlato muy molesto para aquellos que queríamos escuchar, y más molesto aún, imagino, para los músicos, ya que en mi propia experiencia me molesta mucho estar actuando y escuchar más el sonido del “respetable” que la propia esencia de la actuación.
 
Parecía la famosa escena de “Olvidar Mozart” de Miloslav Luther (no Milos Forman, ¿eh?), donde está Wolfang al piano con un cuarteto de cuerda en una recepción del obispo y nadie hace caso a la música, plasmando una estampa de decadencia y de total falta de respeto al trabajo de los artistas. La diferencia es que Mozart se enfada, los insulta merecidamente, y lo tiran de la sala previo palizón de los subalternos.

A esto habría que sumar que la distribución del local no es ni de lejos la adecuada para realizar conciertos de ningún tipo, ya que las murallas de madera que salen de la pared solo permiten ver el concierto de cerca, debido al efecto pasillo que se genera,  la castración visual, y el efecto de lejanía que produce…


Si alguien se sitúa en este pasillo tapa la visión a todo el bar, por lo que ver, lo que se dice ver, lo vio poca gente, y si no se ve la música en directo, la sensación es de disco ambiente, y puedo entender que la mayor parte del público tuviera esa sensación, y fuera a su bola, pasando del concierto.

Debido a la situación, mucha gente, entre la que nos encontramos mis amigos y yo, salimos a la calle en ocasiones debido a esto, me molesta mucho la actitud “obispal” hacia los músicos, que demostraron tener una educación y aguante mucho mayor que la mala educación y el desinterés del público. Demostraron gran profesionalidad y ganaron merecidísimamente su caché, pero a ese alto precio de autoestima artística de tocar en un local lleno y que te hagan caso solo unos pocos.

Para poder disfrutar del concierto y poder hablar de él en condiciones tuve que sentarme en una banqueta dentro de la “prisión de madera”, a un metro escaso de la cantante, y ahí disfruté de la magia, técnica, buen hacer, humor y buen gusto de estos tres músicos, aunque hubiera preferido que lo disfrutara todo el mundo, no los ocho que sobrepasamos ese muro maderero, esa inútil frontera, ese delimitador de arte.



Para concluir diré que el concierto fue magistral: Técnica, arte, buen gusto, buen repertorio, originalidad, humor, y pasión por lo que se hace.

Por otra parte, ni el lugar ni la mayoría del público estuvieron a la altura, en mi opinión. 

Y ¿Qué es una crítica de un concierto si no una opinión?

Enrique Hernández. Buñol. 3 de Noviembre de 2016.