“¿Qué valor tiene toda la cultura cuando la experiencia
no nos conecta con ella?” (Walter Benjamin)
Hace un mes,
en La Pluma de Bach anunciamos que íbamos a cubrir la Bienal de Música de Buñol, y todo lector que nos siga se habrá dado cuenta que salvo una reseña totalmente sincera y positiva a uno de los grupos no hemos publicado nada más, y esto ha
sucedido por varios factores: Teníamos dos colaboradores de La Pluma unas
acreditaciones para toda la Bienal, y uno de nuestros colaboradores es un Bolo-Man y no ha podido venir a ni una
sola actuación, el otro colaborador soy yo, y soy de Buñol, como dice Alfredico
Mércury en su tan famoso cover.
Fui a los
conciertos que pude, que no fueron todos ni por asomo, y a la hora de sentarme
a escribir crónicas y opiniones, me di cuenta de que había cosas criticables,
detalles estéticos (más que técnicos) y de repertorio, que a mi entender
merecían de revisión y crítica, por ejemplo la reiteración tímbrica, la
inexistencia de vanguardia, o la ausencia de música con claro mensaje social
reivindicativo, entre otros hechos sonoros que faltaban en un festival denominado “para todos los públicos”, en mi
humilde opinión, pero no voy a profundizar porque este artículo no va de esto.
Recordé a un amigo periodista que cuando ha escrito cosas críticas sobre eventos en
Buñol recibió aluviones de descalificaciones, insultos, desagradables emails, etc. Y bueno, al no ser él de
Buñol pues no pasa nada, “va con el sueldo” que se suele decir. Pero yo soy de
Buñol, y además no soy periodista, y tuve miedo. Opinar libremente me ha generado ya suficientes enemigos y
no tenía ningunas ganas de granjearme un número indefinido más, ni de tener que
aguantar el desprecio directo de los ilustres ignorantes talibanes de turno,
que imagino que en todas partes existirán en mayor o menor medida.
Estaba pues,
dejando pasar el tiempo cobardemente, víctima de mi propia autocensura, cuando
leí en Facebook un comentario de un amigo músico de 15 años, que con mucha
claridad expuso exactamente lo que yo pensaba. Lo expuso con naturalidad,
sencillez, energía, y valor (porque hay que tener valor). Y entonces me sentí
como un miserable. Sentí que me había traicionado a mí mismo por callarme
después de haber anunciado en La Pluma de Bach que cubriríamos el festival, ya
que teníamos acreditaciones que amablemente la organización del festival nos
había facilitado.
No voy a
escribir una crónica concierto por concierto de todo lo que he visto, pues este artículo no va de eso,
pero con el permiso de Álvaro Belda, reproduciré sus palabras, ya que reflejan
exactamente lo que cobardemente yo callaba:
"MÚSICA PARA LA MASA" (Opinión de Álvaro Belda)
(Creo vivir en un pueblo abierto y crítico, dispuesto a mejorar. Espero
que mi opinión no inquiete a nadie, ni menos aún moleste)
Para mí la música es algo más que un
pasatiempo, es a lo que me gustaría dedicar mi vida y mis energías. Desde mi
punto de vista, miro la bienal de Buñol, como estudiante de música y me
pregunto porqué se alimenta la sencillez y el gran espectáculo...desde una
institución pública. Una empresa sería razonable, quiere gente, quiere dinero, pero el ayuntamiento ¿qué quiere? ¿Quiere
propagar cultura y conocimiento o simplemente recibir el fácil aplauso de la
masa buñolera? Aplaudo la programación xq[1] ha conseguido atraer gente, pero ¿este és un buen modo
de llenar a la gente de cultura? O mejor, ¿Es dar un caramelo dulce a un público
en su mayor parte distanciado del mundo de la música académica?
La programación ha
sido espectacular, llena de acróbatas, contorsionistas, equilibristas, magos,
malabaristas, mimos musicales...donde la música académica ha quedado en un
segundo plano, apenas visible para el gran público. La música contemporánea,
los nuevos y jóvenes compositores... ¿Dónde estaban?
La vanguardia, eso
que hay que apoyar desde una institución pública porque no es rentable para el
capital, eso que avanza cada día descubriendo mucho más allá de lo que en nuestro
pueblo hemos vivido. “La simetría es cómoda” decía un amigo mío. Desde Buñol,
un pueblo en el que se nos llena la boca de tener música rebosando por todas
las esquinas, mucha cultura y compromiso con ella, hemos tenido que traer un
bailarín para llenar nuestro precioso auditorio. Tal vez me esté metiendo en un
problema pero me veo obligado a hacer esto, por el cariño a mi pueblo.
No he ido a ver
ningún concierto entero, la verdad que me era imposible xq no me atraía nada el
espectáculo. Ha sido gracioso ver a gente bailar en el escenario, o tocar con
dos trompetas en la boca o incluso canciones comerciales puestas de una manera
seria en un concierto....muchísimas cosas que han producido mi desagrado.
Estoy de acuerdo
que hay que abrir una programación para todos, pero no aborregar a la gente. Hay
que enseñar a los niños desde pequeños lo que és la música, les ponemos esto y
cuando son mayores {desembocan en consumidores de productos musicales vacíos, nada críticos
con la sociedad, porque ven en estos la misma faceta de diversión simple y
sencilla que la que les inculcaron de pequeños[2]}.
Enseñar muy didácticamente,
pero no por eso hay que perder la calidad.
Todo tiene su punto
malo y bueno, la cara "B" de la bienal[3] ha sido lo que
realmente me ha parecido fantástico, una gran idea y buena programación, pero
más allá de esto nada ha sido de mi agrado. Espero que esto cambie... como
decía Walter Benjamin: “¿Qué valor tiene toda la cultura cuando la experiencia
no nos conecta con ella?”
Álvaro Belda Sierra
Una vez
expuestas la opiniones generales, comentar a modo de epílogo que, de todo lo
que vi y escuché, la calidad era innegable, e incluso asombrosa: gente que toca
superbién haciendo espectáculos trabajados, e incluso muy originales, como fue el
concierto de la masterclass de Joel
Páez y Víctor Mendoza con sus estudiantes[4]
y un pequeño destacamento de la San
Rafael Big Band.
Como dice
Álvaro, espero que esta opinión no moleste a nadie, ya que no deja de ser una
opinión personal, que busca apoyar un fin, que la cultura crezca todavía más en
Buñol, y para conseguir este fin, el
silencio no es la solución. Gracias Álvaro.
Enrique Hernández y Álvaro Belda
[1] Porque.
[2] Añadido
por el autor y editor a posteriori.
[3] Con Cara
B se refiere a una serie de espectáculos del festival que, bien debido a su
estética, sonoridad, o funcionalidad, han sido englobados en esta nomenclatura.
Personalmente soy enemigo de las Bes. Las Bes jerarquizan.
[4] Donde en
lugar de hacer un concierto al uso, explicaron cómo se trabaja para montar los
temas que compondrán un posterior concierto, pudimos escuchar los diferentes
elementos que componen la canción y ver a un grupo de buenos músicos trabajando
e improvisando a primera vista.
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